Se dice que el primer documento conocido que se refiere con exactitud a la tortilla de patatas proviene de 1817, y es de origen navarro. Sin embargo, mucho antes, las crónicas indias documentan que entorno al 1519 ya se conocía la tortilla de huevo en América y en Europa. Sea como fuese, lo cierto es que actualmente es uno de los platos que todos los españoles llevan en sus genes y puede degustarse en cualquiera de las ciudades del país.
2. Andalucía y su secreto para reanimar al más desfallecido: el Gazpacho
Es inimaginable un pasar un verano y sus elevadas temperaturas al sur de España sin contar con la ayuda que proporciona un buen gazpacho bien frío. Esta receta cuyos principales ingredientes son el tomate, el pepino, la cebolla, el aceite de oliva, el ajo y un poco de pan, resulta indispensable en los días de calor más intenso y se puede describir como una sopa fría. Suele presentarse acompañado de pequeños trozos de pan frito, pepino o pimiento rojo. En Andalucía también existe una receta similar conocida como Salmorejo, más consistente que el gazpacho, pero igual de sabroso. Tradicionalmente siempre se ha asimilado el origen del gazpacho a Andalucía, si bien, no se sabe con exactitud de dónde procede, pero es uno de los platos más tradicionales y podrás encontrarlo en toda España.
3. Comunidad Valenciana: aclamada por sus paellas
La palabra paella en su origen designaba a la sartén, y, a pesar de sus muchas variaciones hay un ingrediente que está siempre presente: el arroz. Se dice que la tradicional paella valenciana era una mezcla de arroz con aquellos alimentos que tenían a mano los labradores: pollo, conejo y hortalizas típicas de Valencia como el garrofón o la tabella. Pero con el paso de los años, la receta fue evolucionando y es usual encontrar mezclados junto con el arroz, además de los elementos de montaña, complementos típicos del mar.
4. Navarra y la singularidad de los “Calamares en su tinta”
La tinta negra del calamar invadiendo el plato puede impresionar en un primer momento, pero una vez se prueba, desaparece toda aprensión. ¡Y es que el sabor es exquisito! Si quieres prepararlo tú mismo, advertimos que te llevará una hora y media aproximadamente, y, según dicen: el truco es utilizar la tinta del propio calamar, la que aporta ese sabor inconfundible, aunque después se añada tinta artificial para que el plato adquiera un color más intenso. Otros ingredientes que se utilizan aparte de los calamares son: las cebollas, ajo, perejil, cayena y una copa de vino.
Una de los reclamos de la cocina vasca es el chacolí, un tipo de vino blanco cuya mayor producción se realiza en el País Vasco. Es por ello, que muchas de las recetas de esta región mencionen el chacolí. Nosotros vamos a proponerte un plato que mezcla dos elementos típicos de la zona: el chicharro, un tipo de pescado azul, y el chacolí. Este plato se suele preparar en una cazuela junto con tomate, cebolla, zanahoria, puerro, ajo, aceite y por supuesto un vasito de chacolí.
No se puede pasar por Teruel sin haber probado un buen plato de migas. Este plato, que según algunas teorías podría derivar de los hormigos (guisos de trigos que aparecen citados en el siglo XVI), tiene como base el pan. La receta de las famosas migas de Teruel consiste en trocear pan y dejarlo remojar en agua y sal durante un día y después freírlo con aceite y ajo, dándole vueltas continuamente para evitar que se pegue a la sartén. Suele acompañarse con trozos de pernil, chorizo, o incluso racimos de uvas. Son conocidas las migas que prepara La Fondica
El asombroso resultado de este plato, de aparente sencillez, te conquistará. Sus principales ingredientes son el pimiento rojo y la berenjena. Se ponen directamente sobre las llamas o al horno con el grill encendido, hasta que la piel queda negra. En ese momento se tapan con un plato hasta que se enfríe. Entonces se procede a pelar las verduras y a cortarlas en tiras para su presentación. Un truco: no ponerlas bajo el agua fría porque perderían el jugo que les da todo el sabor. En muchos lugares, la escalibada se acompaña sobre una tostada de pan untada en tomate, aceite y sal, con anchoas y cebolla, incluso hay quien la acompaña con atún.
Uno de los platos más completos de la cocina mediterránea es el cocido madrileño, en el que se mezclan un sinfín de ingredientes para hacer frente al invierno: garbanzos, carne gelatinosa, media gallina, chorizo, morcilla, un pie salado de cerdo, una pelota (de carne picada, miga de pan, 1 huevo y especias), una col, cebolla, repollo, judías verdes, arroz, tocino, jamón, aceite y ajo. Con casi 3 horas de preparación, el resultado es un potente puchero muy gustoso, del que podrás jactarte cuando lleguen tus invitados.
9. Una merienda en Galicia: la Tarta de Santiago
Aunque Galicia es bien conocida por sus especialidades en marisco, esta vez vamos a destacar uno de sus postres más famosos: la Tarta de Santiago. Este postre tradicional se realiza a base de harina, mantequilla, almendras, azúcar, huevos y limón de lo que resulta una especie de bizcocho de característico sabor almendrado, cuya procedencia se remonta al siglo XVI y perdura hasta la actualidad. El icono clásico de esta tarta es su cobertura en azúcar glas a excepción de la típica cruz de Santiago. Suele acompañarse con el vino de Licor Regueiro, típico de Galicia.
Finalizamos el ranking de platos con otro de los dulces más aclamados, especialmente en la cocina castellana. Estamos hablando de las “hojuelas”, típicas en las celebraciones del Día de Todos los Santos, Cuaresma y Semana Santa. Para describir lo exquisito de su sabor, la sabiduría popular ha recurrido a la expresión: “Miel sobre hojuelas”.
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